MANUAL DE TOLERANCIA
Decidí colocarle al titulo del primer ensayo de
literatura del blog, como el libro que el mismo Héctor Abad (hijo) realizo de
los escritos perdidos sobre cajones, ensayos y demás notas de su padre. Manual de tolerancia, es uno de los
tantos títulos que se podrían rescatar luego de leer el maravilloso libro del
escritor y periodista colombiano.
Héctor Abad Gómez, un gran medico y escritor. Nacido en Jericó,
Antioquia. Asesinado por decir la verdad y luchar por un cambio nacional. Una de
las tantas victimas intelectuales que se llevo la gran crisis en Medellín y en
el país con “nuestra guerra mundial-nacional” del cartel de Medellín y “nuestro
Hitler y Jesucristo” pablo escobar. Aquel hombre que en el corazón de los
colombianos es un “extraño caso del doctor jekill and Mr. Hyde”, amado y odiado
por el mundo.
Una desgarradora narración, realidad, injusticia, amor,
lucha de ideales, emprendimiento, responsabilidad, e incluso humor, estos y
tantos mas son los “estados” por los que se pasa al leer cada una las hojas del
libro “el olvido que seremos”.
No miento al decir que derrame lágrimas y lance
carcajadas al pasar por las palabras escritas por Héctor y aprendí bastantes
cosas por medio de la autobiografía suya y de su padre. Solamente el inicio, es
un claro ejemplo de la inocencia y el amor que un hijo puede profesarle a su
padre. Todo padre quisiera que su hijo le prefiriera que al mismo DIOS, (y para
los creyentes, no lo malinterpreten. No es en son de burla. Solo es un ejemplo
conmovedor que estoy seguro que llega al corazón de cada uno de los lectores).
El apasionado medico antioqueño, lanzando verdades sin
temor y siendo finalmente, pero muy injusta y vilmente asesinado en las mismas
calles antioqueñas que lo vieron crecer, aprender y así mismo enseñar. “…hacemos
el mismo recorrido a pie que en unos minutos antes habían hecho mi papa y Leonardo:
la carrera chile, voltear a la izquierda por argentina, cruzar el palo…” como
lo describe el mismo Héctor Abad Faciolince. Ese momento, es un momento de
rabia, se congela el mundo entero en el momento que se lee la semejante descripción
del asesinato del señor Héctor Abad Gómez, “…hijueputas…” es la palabra que mas
se ajusta a los autores de tan atroz acontecimiento.
Toda una vida. Toda una vida en casi 300 páginas, toda
una vida en la búsqueda de una solución para el bien común, toda una vida brindándole
amor infinito a sus hijos, esposa, y toda persona que lo rodeaba, toda una vida
interesado por el bien social, la salud y el bienestar del país, toda una vida
luchando contra la corriente, pero siempre con la frente en alto y con una fe
inquebrantable, toda una vida yace en algunas memorias de aquellos que
convivieron con Héctor Gómez en vida, yace, en las prensas publicadas antes y después
de su paso por esta tierra, yace, en el corazón de algunos colombianos, yace,
en el pasado, yace en ese momento de lucha constante, que ahora es inmortal. Inmortal
porque nos enseño y demostró, que solo un hombre logra un cambio, y que con
amor y compasión se logran las cosas, no solo a las patadas como acostumbramos,
yace eternamente en ese punto del pasado 25 de agosto del 87, en ese punto en
que nada acabo, sino que todo inicio y Héctor Abad Gómez, paso de ser un
respetado medico y ensayista, a un héroe patrio, para su familia, para mi, para
Colombia, para el mundo y para la historia. Y quiéranlo o no, quieran silenciar
nuevamente a tiros la verdad. Es así.
Si fuese a mi decisión el resultado del libro, lo catalogaría
como obra maestra, le brindaría un nobel de literatura, lo colocaría en el podio
de primer lugar en cuanto a libros colombianos (respeto las decisiones de todos
los lectores y escritores, quizás piensen algo completamente opuesto o quizás piensen
que no e leído los suficientes libros para tomar esta decisión, pero a lo que
me concierne, en este punto de mi vida, es así), le daría un aplauso que durara
semanas y un beso con nostalgia, aprecio y bastante respeto que merece el señor
Héctor Abad Faciolince.
Gracias por semejante muestra literaria, la atesorare
espero que hasta mi vejez.
“Casi siempre pasa igual: cuando la felicidad nos toca,
es cuando menos nos damos cuenta de que somos felices”.
Héctor Abad Faciolince – el olvido que seremos
Nota: La
noche del 25 de marzo del año 2013, mientras me encontraba en mi habitación
leyendo las ultimas paginas del libro de Héctor
Abad Faciolince “el olvido que
seremos”, leyendo profundamente una a una de las palabras de este excelentísimo
escritor paisa que describen la triste tragedia de su padre, pero a su vez las
grandes hazañas, uno de mis adversos en secreto se suicido en uno de los
apartamentos de los bloques laterales a mi casa.
La muerte de este joven, me deja mucho que pensar y una
gran enseñanza. Siempre lo juzgaba por su consumo de drogas ilícitas, y los
ataques que realizaba en mi contra por “ser
diferente”, no ser parte de su “grupo”,
pero nunca sabemos porque el comportamiento de las personas es así, el me juzgaba
directamente y aunque yo nunca le dije nada, lo ofendía anónimamente. Ricardo, cuyo apellido desconozco,
espero que logre culminar en el lugar mas apropiado que halla después de la
muerte. Es ilógico anunciar mis disculpas sabiendo que no las escuchara, pero
aun asi las comunicare; Ricardo, perdón
por mis ofensas de pensamiento, aprendí mucho por tu partida, y aunque nunca
nos conocimos, gracias por esta bella enseñanza.
Ricardo.
Q.E.P.D. 1994-2013.
“La perdida no siempre debe ser una tragedia, se debe
aprender y luego crecer”
Kevin Sánchez. Revolución 88